martes, 23 de diciembre de 2008

Ese no saber porque no encajo ahí. Sentirme dado de lado, apartado, ninguneado, incluso humillado. Un cero a la izquierda para el resto cuando más apoyo necesitas.

Ver como la adaptación era imposible, como un ilusionado principio se convierte en un devenir de los días sin nada que hacer. Mintiendo para ser normal y no ser aún más rechazado.

Nadie interesado. ¿Es fallo mío? Pero y por qué si yo sigo siendo el mismo. ¿A quién he hecho algo malo?

...

Eso ya pasó y cada día me siento más orgulloso de como soy.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nunca nos damos cuenta de lo que valemos, o eso dicen.
Me alegro que ahora, ya veas tu verdadero reflejo en el espejo, ese que veo, vemos y veremos los que estaremos a tu lado siempre.

Aunque lo has dejado claro, tengo que pedirtelo por si algún día se te olvida;
No cambies.

Ibid.