domingo, 28 de febrero de 2010

Canalizando la desesperación v2

Cada día una aventura, incluso cuando duermes. Pasas de un extremo a otro en muy pocos segundos. Cualquier palabra la puedes interpretar de mil formas según el momento. Pero entonces, lo ordinario da paso a lo extraordinario. Un día como otro, exactamente igual que el anterior, despiertas y notas que todo está más en un su sitio que antes, como si alguien ordenara mientras duermes.

No puedes explicar que ha pasado, pero todo aquello que con tanta intensidad surgió, y que con tanta intensidad viviste, da paso a una cómoda calma. Hay cosas que siguen dispersas, sentimientos inentendibles, pero sabes que es cuestión de tiempo y ya no existe esa desesperación por arreglarlo todo, ya se hará.

Todas las ideas se aclaran y te conoces a ti mismo un poco más que antes. Las situaciones extremas te ponen a prueba, y echando un ojo a todo, ves que no ha sido tan duro como creías en un principio.

No importa ayer menos que ahora, ni ahora menos que mañana, sólo se ha pasado una etapa, una etapa larga, que viene con un después más que con un antes. Cuando te atas, no todo termina cuando quitas las cuerdas, después hay que curar las heridas que han dejado al estar tan apretadas, y ya sólo quedan unos rasguños.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Largo camino IV

Preguntó por mí por compromiso. Me dedicó dos palabras, un asentimiento con el cuello y emprendió su marcha de nuevo.

No supe que hacer para prolongar aquel encuentro que tanto ansiaba. Rara vez la vida te da segundas oportunidades. Desperdicié ambas sin siquiera saber si era lo que buscaba. Esperaba otra cosa, pero supongo que obtuve lo que merecía.

sábado, 20 de febrero de 2010

Salí de mi cuerpo. Me observé y no me gustó lo que vi. Ya pasaba mucho tiempo desde la última vez que lo hice. Tanto había cambiado...

miércoles, 17 de febrero de 2010

Largo camino III

Y me detuve. Me giré, y la persona a la que una vez seguía, todavía iba detrás mía. Era la único que veía. Si había más, no me di cuenta.

La ventaja que forzadamente la saqué, iba disminuyendo. Cada vez la veía más cerca y esta vez no iba a hacer nada. Era cuestión de tiempo que nos volvieramos a cruzar, pero ahora, como nada importaba, no sería efímero, o eso intentaría.

domingo, 14 de febrero de 2010

Canalizando la desesperación

Tras días pensando lo que iba a escribir y tras acoplarme a mi nuevo teclado para que esto se pueda llegar a entender sin tener símbolos raros de por medio, aquí estoy de nuevo, y ya para retomar todo por estos lares.

Tenía que volver a escribir. He tenido mil primeras líneas en la cabeza que podían dar un sinfín de escritos diferentes. A la par que las líneas, se ha encontrado mi estado de ánimo. Ha variado mil veces, balanceándose entre lo positivo y lo negativo, hasta acabar cayendo donde se estabilizó, la realidad, y no es nada que me guste.

Puedo seguir presumiendo de haberme reído cada día y no haberme descompuesto más que una vez, aunque esta sea muy reciente. Estoy por piezas, todas juntas pero rotas, y tardarán en arreglarse y seguro que no se ponen en el mismo orden, pero ya creo que no me asusta verme así.

De entre las cosas malas de mi vida, no es esta la peor, pero se acerca. Lo que sí está siendo lo peor son las secuelas. Con las otras, yo no tenía que hacer nada, se producían y a tragar, ahora es diferente. Quiero arreglarlo todo ya, quiero que sea lo más rápido posible y no ha podido ser. En una semana he empezado muchas cosas, he tomado muchos caminos, y nada ha podido llegar a ningún sitio.

Esta situación pide cambios de muchos tipos, que no sean parches, cambios que se van a tener que quedar, a los que me tendré que acostumbrar, pero antes de todo eso, que tengo que tomar la decisión de adoptarlos y decidir cuales van a ser.

La otra cara de esto ha sido recordar que estoy rodeado de personas increibles, porque hay que ser increibles para aguantarme a las cuatro de la mañana, a dos grados bajo cero, hablando y hablando sin parar, o para darme dos horas de conversación y hacer que lo que comenzaba con lágrimas haya terminado con risas. Gracias a todos.

No sé dónde acabaré, pero va a ser un sitio mejor que lo que del que vengo, de eso estoy seguro. Será un tiempo recuperar la confianza con todo y en mi mismo, en ver que sigo siendo capaz de las mismas cosas y de algunas nuevas. No va a haber una versión nueva de mi, sólo tendré que evolucionar, recoger la experiencia que esto me aporta y aplicarla.

domingo, 7 de febrero de 2010

Largo camino II

Decidí cambiar el sentido de todo esto y te adelanté. Yo no voy detrás de nadie. Perdí de vista a los que quedaban de los que una vez llamé míos, y quién sabe que más. Todo para que consiguieras mantener el paso. En cualquier momento podrías alcanzarme. No podía ser.

A medida que seguía avanzando solo, noté, por primera vez, que mis fuerzas mermaban. Quería no sentirme así, pero mi corazón latía cada vez más fuerte y no podía controlar la respiración. Tenía miedo.