martes, 15 de junio de 2010

Aleteando haciendo cuernos

Esta va a ser la última entrega de Aleteando. A base de poner ejemplos, termino siempre con la misma conclusión. Podría seguir escribiendo sobre lo mismo, pero no quiero repetirme más. Al igual que en los otros cuatro que componen esta serie, no me molesto en profundizar demasiado (aunque el anterior a este continúa en los comentarios), tampoco creo que haga falta, sólo poniendo el ejemplo se ve lo que quiero manifestar. No pretendo cambiar nada, soy realista, pero espero al menos hacer pensar a alguien.

Francamente, quien decide las cosas que nos deben gustar se debe partir el ojete con el mundo en general, ya que es asombrosamente fácil manipular los gustos. Lo que salga en la tele es lo que tiene que gustar y punto. Sabía que funcionaba con la música, pero no esperaba que tanto. Si salen Motörhead y Metallica, pues eso es lo que escucharé.

He vivido hoy una experiencia que no creía posible, y ha sido escuchar a muchísima gente hablarme de Metallica como auténticos expertos tras escucharlos por primera vez ayer. El poder de la televisión es infinitamente superior a lo que pensaba. Ya ocurrió con Lordi y Eurovisión, no sé de que me extraño.

¿Qué Motörhead y Metallica tienen calidad? Eso que lo decida cada uno, aunque a priori son un producto menos accesible que lo que se suele vender. Lo que me sigue impresionando es la maleabilidad sobre las preferencias musicales. ¿Si mañana ponen a un tío tocando una armónica a base de pedos será el nuevo ídolo de masas? ¿Y si pasado cambiamos el palo a Crematory?

Pasado el asombro inicial, lo pensé más fríamente. Esto es algo temporal, ha durado lo que ha durado y mañana los mismos que llevan, que se yo... lo último de Kesha como tono de móvil, no se van a poner el Battery. Las ventas de estos dos grupos no se van a multiplicar y pocas más de sus canciones se van a bajar. Al fin y al cabo, lo de ayer es puntual, no se va a repetir en un tiempo. Pero claro, ¿y si sí se repitiera?

Todo, absolutamente todo puede ser una moda. Deglutimos aquello que se quiera, sólo hace falta promoción, ni siquiera hace falta que sea buena. ¿Qué película vamos a ver al cine? Aquella que tiene carteles en las paradas del bus. ¿Qué ropa compramos? La que venda la tienda que más vemos por las calles. Aporte cultural, los Stradivarius son instrumentos de cuerda construidos por la familia Stradivari, particularmente Antonio Stradivari, no solamente una tienda de ropa o violines caros.

En todo caso, esto ocurre debido a la falta de motivación general por buscar nada. Cogemos lo que tenemos enfrente por pura comodidad. Al fin y al cabo, es más sencillo así. Ser clónicos no es algo que se elige, es la base de la cultura, el que te lo den todo hecho. Me cabrea ver todo esto en todos los aspectos de la vida. Esta serie de textos surgieron por ello, pero no son más que ejemplos de un fenómeno masivo. Somos lo que quieren que seamos. No aleteamos, no cambiamos nada, dejamos que otros tomen decisiones por nosotros, y nadie parece tener ningún problema con esto.

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