viernes, 20 de mayo de 2011

Antes de reflexionar

Pensemos otra vez, aunque sea solamente un momento, de noche. Aunque desde aquí sea algo insignificante, me gustaría mostrar mi total apoyo al movimiento 15-M y esperemos que en breve presencialmente.

Su ideario, sus peticiones, no me parecen cosas descabelladas, y entre ellas está la reforma de la ley electoral. Seré directo, la ley electoral española me jode. Aplica el "Sistema D'Hondt", el cual, a grandes rasgos, beneficia a los partidos mayoritarios, ninguneando a los minoritarios. Tiene un sentido en una democracia que está asentándose, pero actualmente, en la nuestra (sí bueno, llamémosla democracia) ninguno.

Para empezar, mi voto no vale lo mismo que todos. Si voto en blanco o a un partido con menos de un 5 % de representación (en municipales), estos votos se reparten en las mayorías. Cuando el año que viene lleguen las generales y me dé por hablar de ellas, os vais a despollar.

Votar nulo no es descartable. Puedes meter una raja de chorizo en el sobrecito como indirecta. También está la abstención. Considero que una democracia que tiene votantes que se plantean esta opción como alternativa, no por vaguería o imposibilidad, tiene un serio problema. Además, a diferencia de otros países, la abstención aquí no tiene representación. Si el día de elecciones hay una abstención de más del 50 % (no sería la primera vez) se podría constituir gobierno, lo que creo que es una vergüenza.

Pero quizá el problema y a la vez evidencia más grave de este sistema, es saber que los resultados serían diferentes si se usara la representación directa. Ya han ocurrido varios casos de que “x” elecciones las gana un partido con menos votos que el segundo con más representación.

Como tantas otras cosas en la vida y como ya he dicho, este sistema favorece a las mayorías, y funcionando así, yo voy a ir pensando en inscribirme en el censo de otro país, pero mientras termino de hacerlo, aquí les va a votar su puta madre.

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