IPCeando

A finales de Enero llega uno de los días más esperados del año, la subida de sueldo con arreglo al IPC. Una mierda, pero nuestra mierda.

Pendientes de que llegue el día de cobro para ver cuanto nos toca este año, nos acordamos de la puta madre de aquellos que nos pagan en cuanto lo descubrimos. Y damos las gracias una vez más porque no nos congelan el sueldo y tenemos curro en tiempos de crisis, porque sí, hay que estar agradecidos.

Y llega el día... Y ves que tu sueldo sigue igual, porque aquí ni dios hace las cosas a tiempo. El año pasado nos lo actualizaron en Febrero, y dando gracias. Este año, cruzo los dedos porque así sea, pero no las tengo todas conmigo, ya que toca firmar el nuevo convenio... Pero eso otro día.

Largo camino I

Caminaba con el viento en contra. El aire movía todas aquellas piedras que marcaron mi rostro. Muchas de aquellas heridas nunca desaparecieron. Pero sabía que tenía que seguir hacia delante a pesar de los obstáculos.

Miraba hacia atrás cada poco tiempo para ver quienes continuaban tras mis pasos y el número iba disminuyendo. Y delante... ¿Quién me iba a decir que era yo el que continuaba los de otro?

Haití

Obedientes como somos, participaremos en todas las colectas que surjan para ayudar a Haití, porque lo que ha ocurrido ha sido horrible. En el momento en el que escribo esto, se cuentan setenta y cinco mil muertos y doscientos cincuenta mil heridos, por no hablar de tres millones de afectados en general. Parece que las desgracias masivas corroen nuestra conciencia.

¡Hipócritas! ¡Somos unos putos hipócritas! ¿Qué pasa? ¿Antes el país estaba de puta madre? Lo mismo era todo prosperidad. Creo que llegamos tarde. Ahora ya sabemos situarlo en un mapa gracias a las noticias. Antes ni sabíamos que existía. Estamos en un buen momento para lavar nuestras conciencias.

Pero ojalá la culpa fuera nuestra. La gente no llega a final de mes y nos bombardean con esto. Sí, están peor, infinitamente peor... Peor es un eufemismo de hecho, pero la responsabilidad de arreglarlo no debería ser nuestra. Por desgracia, aun volcándonos en ayudar no va a quedar como el país merece.

Antes del terremoto, Haití era el país más pobre de todo el continente americano, con un 80 % de su población viviendo por debajo del umbral de la pobreza, y con frecuentes sismos dicho sea de paso. La situación allí era la que era, y es la que es, por puro interés, y ahora, por mucho que quieran arreglar, no van a permitir que el país vaya a mejor. Y no olvidemos que como Haití hay demasiadas zonas. Nada va a cambiar.

La felicidad en red

Reconozco tener Tuenti y Facebook (a la mierda mi camiseta "I'm not in the fucking Facebook") y aunque podría justificar de mil formas el porqué, sólo usaré una, porque me da la gana.

Los uso a menudo para varias cosas, especialmente el primero y tras un año por ahí hay una constante y son las fotos de sonrisas posadas, abrazos en pareja o grupo... La felicidad en red. Fotos mías hay así unas pocas, aunque nunca he sido muy fan de ellas (las fotos, de donde no hay...) y posar se me da fatal.

Lo mejor de esas redes es que to dios es feliz de la ostia, sonriendo como una vaca hindú. No es ninguna crítica, es un pensamiento que necesitaba sacar. La curiosidad me mata. ¿No se cansan de poner de poner siempre la misma cara? Llenos de abrazos con todo el mundo. Y da igual que no se lleven bien los unos con los otros, que en realidad quieran sacarse los ojos, cada fiesta hay personas que tienen fotos con todos.

De esto último puedo poner más ejemplos que dedos tengo en el cuerpo. Y yo, que he acabado hasta la polla de tanta falsedad, no comprendo de donde se sacan energías para darte abrazos todas las semanas a personas que odias, fotografiarlos, y subirlos online.

El ostracismo voluntario

Tenía que escribir sobre lo primero, era inevitable que esas palabras salieran de mis dedos, pero no podía quedarme ahí, y por eso surgió el resto.

Quizá me falta experiencia para comprender esto, pero por más que le doy vueltas, no hallo la forma de captar la idea. ¿Cómo una persona puede pasar de relacionarse con el mundo de manera normal, es decir, sin ningún problema aparente, cayendo mal y bien según a quien, pero sin nada a destacar, a auto-desterrarse? No estoy hablando de alguien que rechace las relaciones sociales, de personas solitarias o siquiera de los hikikomori, si no de un tipo de persona que voluntariamente busca el caer mal. Ese ser extremadamente asocial existe.

...

Sin nada especial a lo que apuntar, te conviertes progresivamente en un ser despreciable, pasando a sólo ser mencionado para que se te insulte. Quedas como un mal recuerdo que se va olvidando. Y ya nadie sabe de ti. Pero cuando apareces, las palabras se cortan y los ojos apuntan lejos. Intentando llenar la cabeza con otras cosas, creando un muro entre ti y el resto, por tu presencia nociva, en busca de ser evitado... Permanentemente.

Mundo hortera

Todos tenemos un pasado. Damos por hecho que debemos arrepentirnos de lo que hemos hecho. Psse... ¿Por qué no? Echo un ojo atrás y cambiaría muchas cosas, pero la mayoría sucedieron porque no podía preveer las consecuencias. Pero cuando veo un grupo de bakalas que se ríen para todo un vagón de metro... De todas formas yo era fan de los power rangers de peque. Hay cosas que dependen de la edad.

A donde quiero llegar a parar es a aquellos que lo que tienen es un presente, aquellos que no pueden excusarse de hacer lo que hacen. Los que llevan los gorros esos típicos de épocas navideñas. ¿Quién les ha dicho que les queda bien?. También están los que aplauden en el cine. ¿A quién? Y ya si mencionamos esas personas que viven de la vida de los demás leyendo revistas del corazón... Y si le ponemos siglas la cosa se pone peor: GH, OT, T5 en general.

Cada uno que haga lo que quiera, no creo que sea peor, pero dudo que los horteras sean voluntarios. Me explico, no he conocido un hortera que conozca más mundo que el suyo. No sabe de alternativas. Es el mal gusto por el mal gusto, el que te lo den todo hecho y no molestarte en pensar un momento, la vía fácil.

Hay que afrontarlo, vivimos en un mundo de horteras donde si hablas de Orson Welles lo más probable es que te miren raro y te pregunten que quien es, y esos mismos presumen de ver las campanadas con Belén Esteban.

Llevaba sin escribir nada minimamente decente desde hace algún tiempo, así que no sabéis como me alegro de que esto, que no es más que algo que vivo todos los días, haya salido de mis dedos sin parecerme tedioso. Dedicado a mis nuevos.

El comienzo del caos tiene nombre de compañía hidroeléctrica. Cuando se hace presente, todo se viene abajo y se desata el resto.

La intranquilidad se hace patente y se repite la misma frase "Des, no cargan los argumentarios". Treinta personas diciéndote lo mismo con un intervalo de menos de un segundo. Ni se molestan en escuchar lo que dice el de al lado. "¿No ves que lo he contestado ya diez veces?"

"¡Deeeeeeeeeeeeeeeeeeeees! !Veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!" - dice uno, mientras yo atiendo a cinco al mismo tiempo. "¡Deeeeeeeeeeeeees! ¡Qué no vienes!". Y cuando por fin me presento ahí... "Si ya sé lo que me vas a decir", "No, ¿cómo lo vas a saber? ¿Vas de listo eh? ¡Qué prepotente!". "Me vas a decir que no te cargan los argumentarios" "Eeeeh... Sí..." Y así podemos echar la tarde.

Fuera del lugar se me acusa de no tener paciencia, es más, hasta yo mismo me lo decía... Me retracto. ¿Y eso de que los hombres no podemos hacer más de una cosa a la vez? Mentira.