Llevaba sin escribir nada minimamente decente desde hace algún tiempo, así que no sabéis como me alegro de que esto, que no es más que algo que vivo todos los días, haya salido de mis dedos sin parecerme tedioso. Dedicado a mis nuevos.
El comienzo del caos tiene nombre de compañía hidroeléctrica. Cuando se hace presente, todo se viene abajo y se desata el resto.
La intranquilidad se hace patente y se repite la misma frase "Des, no cargan los argumentarios". Treinta personas diciéndote lo mismo con un intervalo de menos de un segundo. Ni se molestan en escuchar lo que dice el de al lado. "¿No ves que lo he contestado ya diez veces?"
"¡Deeeeeeeeeeeeeeeeeeeees! !Veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeen!" - dice uno, mientras yo atiendo a cinco al mismo tiempo. "¡Deeeeeeeeeeeeees! ¡Qué no vienes!". Y cuando por fin me presento ahí... "Si ya sé lo que me vas a decir", "No, ¿cómo lo vas a saber? ¿Vas de listo eh? ¡Qué prepotente!". "Me vas a decir que no te cargan los argumentarios" "Eeeeh... Sí..." Y así podemos echar la tarde.
Fuera del lugar se me acusa de no tener paciencia, es más, hasta yo mismo me lo decía... Me retracto. ¿Y eso de que los hombres no podemos hacer más de una cosa a la vez? Mentira.
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