La ironía de uno de los lemas de Metro ha hecho de Madrid una ciudad diferente. Aunque no ha sido la primera vez, el 29 de Junio va a quedar en nuestras mentes como el día en el que el Metro de Madrid cerró, aunque a estas alturas parece que no sólo nos acordaremos de hoy.Como todos los que tienen que cogerlo de manera regular, yo también he tenido que cambiar el destino. He andado desde las 14:00 a las 14:30 para llegar a la boca de cercanías más cercana y así llegar a currar. Y desde entonces, trabajo mezclado con charlas sobre si tienen o no razón por hacer la huelga, discutiendo la legalidad de la ausencia de los servicios mínimos... Todo en un ambiente extraño, Madrid no funciona sin Metro.
Pasando por sitios por los que no suelo estar a ciertas horas, ves otras cosas. Cincuenta personas en traje con identificadores del lugar donde trabajan despierta la ira de uno, pensando en que a ellos esto no les ha afectado. Observando las colas en las marquesinas de autobús y como dentro de ellos afloraba la claustrofobia. En definitiva y como he escrito varias veces, parecía otro lugar completamente diferente.
Pero la huelga no ha sido ininterrumpida durante todo el día, sólo que la gente no se ha dado cuenta. De ocho y media a diez y cuarto aproximadamente todo daba igual porque unos chavales de rojo jugaban contra otros de otro color. Ellos no son unos privilegiados, ellos no viven como dios, y si ellos se pusieran en huelga, transformarían mucho más la ciudad entera. Si tienen más razón o menos para hacer la huelga no puedo ser yo el que lo juzgue aunque tenga mi opinión al respecto, pero lo que no puedo entender es que durante cerca de dos horas, el mundo se pare alrededor de una pelota, aunque lo que estés viviendo fuera sea algo importante.