Cuando paran los tambores, las palabras que no comprendo, el ritmo frenético, sólo queda algo más a lo que prestar atención. Una ligera brisa se deja escuchar... Entre el caos formado, con el cansancio acumulado, encuentro la paz. Encuentro la calma.
Mis pensamientos aún siguen con la percusión anterior y puedo dejar de oírlos. Mi mente puede evitarlo por fin. Descansando. Es momento de ponerse encima de ella de manera cobarde, pensando que la domino.
Pero ahí vuelven de nuevo, como siempre regresan. No puedo tapar lo que está tan dentro de mi, queriendo salir en forma de gritos. Y sé que no puedo retenerlo mucho tiempo. Lo que ya lleva es demasiado.
Quizá llega la hora de darme rienda suelta y estallar. Desatar a la más oscura bestia que pueda salir de mi. Aquello de lo que nadie se sentiría orgulloso. Crueldad, maldad y odio a partes iguales.
3 comentarios:
Es algo que pasa, natural y humano.
Hay situaciones críticas o si ésto parece exagerado, situaciones intensas que si son prolongadas te hacen saltar, puede que uno deba tener paciencia pero uno también tiene derecho a estar tranquilo.
Cuando creas que no puedes más, créeme, podrás y si necesitas aliento, sabes que tienes gente, TU gente, sobre la que apoyarte y poder luchar.
Be water my friend...
Ibid.
Son látidos, cada día me sorprenden más tus escritos, me gustan!!!
PANDA
Y así estamos. Pero no sé yo si críticas son las situaciones, más bien ya hemos sobrepasado esa palabra. Por suerte puedo luchar, y voy ganando! Muajajaja!
Gracias PANDA :). Son cosas como esas las que animan a seguir escribiendo.
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