domingo, 14 de febrero de 2010

Canalizando la desesperación

Tras días pensando lo que iba a escribir y tras acoplarme a mi nuevo teclado para que esto se pueda llegar a entender sin tener símbolos raros de por medio, aquí estoy de nuevo, y ya para retomar todo por estos lares.

Tenía que volver a escribir. He tenido mil primeras líneas en la cabeza que podían dar un sinfín de escritos diferentes. A la par que las líneas, se ha encontrado mi estado de ánimo. Ha variado mil veces, balanceándose entre lo positivo y lo negativo, hasta acabar cayendo donde se estabilizó, la realidad, y no es nada que me guste.

Puedo seguir presumiendo de haberme reído cada día y no haberme descompuesto más que una vez, aunque esta sea muy reciente. Estoy por piezas, todas juntas pero rotas, y tardarán en arreglarse y seguro que no se ponen en el mismo orden, pero ya creo que no me asusta verme así.

De entre las cosas malas de mi vida, no es esta la peor, pero se acerca. Lo que sí está siendo lo peor son las secuelas. Con las otras, yo no tenía que hacer nada, se producían y a tragar, ahora es diferente. Quiero arreglarlo todo ya, quiero que sea lo más rápido posible y no ha podido ser. En una semana he empezado muchas cosas, he tomado muchos caminos, y nada ha podido llegar a ningún sitio.

Esta situación pide cambios de muchos tipos, que no sean parches, cambios que se van a tener que quedar, a los que me tendré que acostumbrar, pero antes de todo eso, que tengo que tomar la decisión de adoptarlos y decidir cuales van a ser.

La otra cara de esto ha sido recordar que estoy rodeado de personas increibles, porque hay que ser increibles para aguantarme a las cuatro de la mañana, a dos grados bajo cero, hablando y hablando sin parar, o para darme dos horas de conversación y hacer que lo que comenzaba con lágrimas haya terminado con risas. Gracias a todos.

No sé dónde acabaré, pero va a ser un sitio mejor que lo que del que vengo, de eso estoy seguro. Será un tiempo recuperar la confianza con todo y en mi mismo, en ver que sigo siendo capaz de las mismas cosas y de algunas nuevas. No va a haber una versión nueva de mi, sólo tendré que evolucionar, recoger la experiencia que esto me aporta y aplicarla.

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