Preguntó por mí por compromiso. Me dedicó dos palabras, un asentimiento con el cuello y emprendió su marcha de nuevo.
No supe que hacer para prolongar aquel encuentro que tanto ansiaba. Rara vez la vida te da segundas oportunidades. Desperdicié ambas sin siquiera saber si era lo que buscaba. Esperaba otra cosa, pero supongo que obtuve lo que merecía.
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