viernes, 23 de julio de 2010

Lady...

Aquella con nombre de arcada. Esa mujer que algunos decían que era un hombre. Ella, el producto musical de mayor actualidad. Con sólo dos discos (más remixes varios) goza de una fama increíble, teniéndola que escuchar hasta la saciedad. Sí, parece que tiene voz, por lo menos en estudio, desconozco su directo (si es que no hace playback) y dios me libre de conocerlo. En todo lugar que te encuentres, ella en forma de "canción" se aparecerá. Ese personaje rubio de calidad cuestionable, Lady Gaga.



¿Profundo eh? Letras que dan que pensar. Colaboraciones que dejan la boca abierta. En España uno puede pensar que tiene éxito porque no estamos en un país que destaque por el conocimiento de los lugareños por el idioma en el que canta Lady, pero si sólo fuera aquí. La excusa del idioma no nos vale, por lo que cuesta entender como una canción como la siguiente la catapultó a la fama:



¡Claro! ¡Son los ritmos! Es que son muy pegadizos y ya se sabe... La simpleza es lo que tiene. Pero el equilibrio volvió de mano de Christopher Walken:



Ahora ya no parece tan buena, pero claro, no la está cantando y claro... ¡Amos enga!

Escuchad a quien os dé la gana. Poned un altar a Lady Gaga, Shakira, Beyoncé o su puta madre. Pero documentarse sobre lo que es una radiofórmula es gratis, y como estas personas se llegan a hacer famosas es fácil de discernir. Si al menos tuviera calidad, pero no la tiene y mucho menos sentimiento. Decían Duo Kie en una canción "a mi las letras me las dicta el corazón y a ti el banco, y aún así tu eres el que habla de amor...".

No puedo desarrollar más esto porque de donde no hay no se puede sacar. Lady Gaga no es una cantante, es un producto. Es lo que otros quieren que sea, ella no decide. Así es el mundo de la música.

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