jueves, 28 de octubre de 2010

Siempre queda la Esperanza

-No entiendo como no lo entienden-dijo al reflejo de su espejo.

Mientras tanto, Esperanza llevó su mano a la cabeza acariciándose su fabuloso pelo rubio.

-Soy el mayor ejemplo de que en este país todos podemos triunfar. No importa lo qué hagas, ni cómo lo hagas, ni cuántas veces lo hagas, lo importante es que estés ahí. Cuándo Chema me dio la cultura la destrocé, quedé en ridículo ¿y me vine abajo? ¡No! Cuándo estuve en ese sitio... Como se llamaba... No sé, era muy aburrido y no tengo claro que era lo que hacía... Presidenta de no sé qué... Pillaba por Plaza España. Pero quedó claro que eso impulsó mi carrera. Y sobre todo demostré que perder unas elecciones, no es el fin del mundo. Gracias a mí los chavales tienen fe en el mundo.

Alguien como yo, una simple Grande de España, es capaz de manejar el tiempo a su antojo. Puedo hacer que varios meses se te pasen en treinta días. Dime tú quién puede. E inaugurar hospitales con muebles de otros. Tengo mi propio canal de televisión y amigos a los que hace falta que ate con ninguna correa para que estén cerca de mí. ¿Y qué esos amigos hacen cosas malas? ¡Qué más da! El secreto de todo este éxito viene porque tengo la mayor confianza que uno pueda tener en uno mismo. ¿Por qué? Porque soy inmortal.

Por cierto, ¿qué habrá sido de mi amiga Sara Mago?

No hay comentarios: