"Conversaciones jerárquicas"
-¿Y qué pasó entonces?-preguntó ella.
-Pues ya ves-comenzó a responder él-. Mi jefe vino a explicarme la nueva aplicación. Y en esto que vino otro jefe que pasaba por ahí y al ver lo que hacía se pusieron a discutir porque no me lo estaba enseñando bien. Así que se fueron a por un tercero, que lleva más tiempo, y tampoco se ponían de acuerdo. Mi compañero de al lado, que había escuchado todo, les dijo que sabía manejarla y nos lo explicó a todos. Pero a los cinco minutos vino otro a echarle la bronca.
-¿Y eso?-volvió a preguntar.
-Vete tú a saber. Empezó a decirle que él no debe explicar nada a nadie porque no es su trabajo.
-¡Joe! Pobre tu compañero. Además, ¿qué de jefes tenéis no?
-A ver que haga memoria... Cinco auditores, tres de calidad, tres o cuatro coordinadores, unos cinco supervisores... Algo así. Esto lo cambian cada cierto tiempo.
-¿Pero sois muchos?
-Unos doscientos.
-Oye, ¿y a ti no te ofrecieron ser jefe de algo?
-¡Uy! ¡Quita, quita! ¡Mucha responsabilidad!
domingo, 28 de noviembre de 2010
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Megan V
He decidido renombrar la serie a solamente "Megan". El anterior nombre era demasiado largo y no me convencía. También, los capítulos cambian y pasan a ser más largos a fin de ir desarrollando la serie más rápido. Espero que os gusten los cambios.
“No tengo amigos y nunca salgo de casa.”
Con tres añitos, Megan recibía clases de interpretación de la hermana Clarisse, profesora de teatro. Desde la virgen María a Ofelia, cualquier personaje femenino era susceptible de ser ensayado con ella, de puertas para dentro. El internado no ofrecía representaciones a nadie, sólo impartía estas clases de manera particular.
Lo que al principio resultaba un juego empezaba a ser una carga pesada y tras unos meses, Megan empezó a protestar. Aún no era capaz de entender porque se aprendía papeles que solamente recitaba ante un grupo de monjas. Ni siquiera tenía a más compañeros haciendo de otros personajes. La frase “es por tu bien”, se le hizo excesivamente repetitiva ya habiendo cumplido cuatro años y usando toda su capacidad de razonamiento, veía que aquello no era para ella.
Pidió actuar ante más personas, siendo denegado en múltiples ocasiones, siempre alegando que necesitaba más ensayos, más papeles que desarrollar... Ella no iba a salir de allí, eso parecía claro, así que optó por la vía de difundir sus pensamientos a otros.
“No tengo amigos y nunca salgo de casa.”
Con tres añitos, Megan recibía clases de interpretación de la hermana Clarisse, profesora de teatro. Desde la virgen María a Ofelia, cualquier personaje femenino era susceptible de ser ensayado con ella, de puertas para dentro. El internado no ofrecía representaciones a nadie, sólo impartía estas clases de manera particular.
Lo que al principio resultaba un juego empezaba a ser una carga pesada y tras unos meses, Megan empezó a protestar. Aún no era capaz de entender porque se aprendía papeles que solamente recitaba ante un grupo de monjas. Ni siquiera tenía a más compañeros haciendo de otros personajes. La frase “es por tu bien”, se le hizo excesivamente repetitiva ya habiendo cumplido cuatro años y usando toda su capacidad de razonamiento, veía que aquello no era para ella.
Pidió actuar ante más personas, siendo denegado en múltiples ocasiones, siempre alegando que necesitaba más ensayos, más papeles que desarrollar... Ella no iba a salir de allí, eso parecía claro, así que optó por la vía de difundir sus pensamientos a otros.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Los gilipollas (de nuevo)
Mucho he recapacitado desde que escribí sobre estos subseres, y muchos más gilipollas me he encontrado. Villagilipollas aumenta su población diariamente, y parece que tiene hueco para muchos más.
Intentas buscar una explicación, ¿por qué los atraigo? ¿Será que yo también lo soy? Dudas de ti mismo hasta el autoinsulto, pero empiezas a esbozar hipótesis de porqué ocurre este fenómeno.
Si redujeramos el número de estos hasta sólo haber uno en el mundo, ¿qué pasaría? Si habéis visto alguna película de zombies os imaginaréis la respuesta. Son como un virus que se transmite por el aire, o quizá es el contacto, pero lo seguro es que poco después se habrían multiplicado. Volveríamos en muy poco tiempo a la misma situación en la que estamos y así por el fin de los tiempos. Es más, estoy convencido de que la capacidad reproductiva del gilipollas medio es superior a la del restro, de hecho añadiría que una mujer embarazada de gilipollas, da a luz en la mitad de tiempo y tiene partos múltiples.
Deducimos por tanto, que el encontrarse con tantos no es un hecho casual, de hecho, lo normal es que aquel que escribe esto, también lo sea (no me voy a llamar gilipollas en primera persona), y probablemente sus lectores o la gran mayoría, aunque apuntaría antes a aquellos que no lo leen :P.
¿Y qué podemos hacer? Una posible solución es abrir un libro cerca suyo sin la etiqueta de "best seller" o nunca hablar de programas de televisión (en especial de una cadena que da por culo con su nombre).
Quizá parece que exagero cuando digo que son tantos, pero es que este término engloba muchos otros. Por poner un ejemplo, aquellos seres que tachamos de falsos o hipócritas, que hablan a nuestras espaldas, que a la cara tienen una sonrisa y a la espalda un cuchillo también lo son, y de los peores.
Habría que exterminarlos hasta que no quedara ninguno, y eso es más bien complicado. Como escribió Chuck Pahlaniuk y luego recitó Brad Pitt "Somos quienes le lavamos la ropa y le hacemos la comida y le servimos la cena. Le hacemos la cama. Cuidamos de usted mientras duerme. Conducimos ambulancias. Le pasamos las llamadas. Somos cocineros y taxistas, y lo sabemos todo de usted. Gestionamos sus pólizas del seguro y los cargos en su tarjeta de crédito. Controlamos cada momento de su vida." Ya sabemos a quiénes se refería.
Intentas buscar una explicación, ¿por qué los atraigo? ¿Será que yo también lo soy? Dudas de ti mismo hasta el autoinsulto, pero empiezas a esbozar hipótesis de porqué ocurre este fenómeno.
Si redujeramos el número de estos hasta sólo haber uno en el mundo, ¿qué pasaría? Si habéis visto alguna película de zombies os imaginaréis la respuesta. Son como un virus que se transmite por el aire, o quizá es el contacto, pero lo seguro es que poco después se habrían multiplicado. Volveríamos en muy poco tiempo a la misma situación en la que estamos y así por el fin de los tiempos. Es más, estoy convencido de que la capacidad reproductiva del gilipollas medio es superior a la del restro, de hecho añadiría que una mujer embarazada de gilipollas, da a luz en la mitad de tiempo y tiene partos múltiples.
Deducimos por tanto, que el encontrarse con tantos no es un hecho casual, de hecho, lo normal es que aquel que escribe esto, también lo sea (no me voy a llamar gilipollas en primera persona), y probablemente sus lectores o la gran mayoría, aunque apuntaría antes a aquellos que no lo leen :P.
¿Y qué podemos hacer? Una posible solución es abrir un libro cerca suyo sin la etiqueta de "best seller" o nunca hablar de programas de televisión (en especial de una cadena que da por culo con su nombre).
Quizá parece que exagero cuando digo que son tantos, pero es que este término engloba muchos otros. Por poner un ejemplo, aquellos seres que tachamos de falsos o hipócritas, que hablan a nuestras espaldas, que a la cara tienen una sonrisa y a la espalda un cuchillo también lo son, y de los peores.
Habría que exterminarlos hasta que no quedara ninguno, y eso es más bien complicado. Como escribió Chuck Pahlaniuk y luego recitó Brad Pitt "Somos quienes le lavamos la ropa y le hacemos la comida y le servimos la cena. Le hacemos la cama. Cuidamos de usted mientras duerme. Conducimos ambulancias. Le pasamos las llamadas. Somos cocineros y taxistas, y lo sabemos todo de usted. Gestionamos sus pólizas del seguro y los cargos en su tarjeta de crédito. Controlamos cada momento de su vida." Ya sabemos a quiénes se refería.
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Gilipollas,
Reflexiones
lunes, 8 de noviembre de 2010
El mundo a todas horas - La casa tampoco duerme
Sin duda creo que esta nueva entrega de esta serie (la quinta ya) vuelve a retomar un poco el tono de coña que tenía antes, y creo que supera bastante el anterior, con el que no quedé muy contento. Espero que penséis lo mismo.
Un vecino sólo es vecino dentro del edificio. Hay algunos con los que coges más confianza y llegan a serlo en la calle donde vives. ¿Pero un vecino es vecino a las cuatro de la mañana? Yo que hasta hace unos días pensaba que no existían ciertas horas, me sorprendió ver la cantidad de movimiento que hay de madrugada.
Si ya había vecinos que se apartaban de mí cuando les quería decir algo de día, de noche ya ni os cuento. Meses atrás conocía al de la puerta de enfrente y poco más, ahora a prácticamente todos, y aún así, no llevan bien que vaya corriendo como un loco a saludarlos a esas horas. Se asustan, gritan, me tiran sus carteras... Descubrí por las palabras sueltas que entendí a uno que huía de mí, que hay personas que empiezan a trabajar a horas rarísimas.
Contestado a la pregunta de antes, creo que el concepto vecinal se apaga desde medianoche hasta que sale el sol.
Un vecino sólo es vecino dentro del edificio. Hay algunos con los que coges más confianza y llegan a serlo en la calle donde vives. ¿Pero un vecino es vecino a las cuatro de la mañana? Yo que hasta hace unos días pensaba que no existían ciertas horas, me sorprendió ver la cantidad de movimiento que hay de madrugada.
Si ya había vecinos que se apartaban de mí cuando les quería decir algo de día, de noche ya ni os cuento. Meses atrás conocía al de la puerta de enfrente y poco más, ahora a prácticamente todos, y aún así, no llevan bien que vaya corriendo como un loco a saludarlos a esas horas. Se asustan, gritan, me tiran sus carteras... Descubrí por las palabras sueltas que entendí a uno que huía de mí, que hay personas que empiezan a trabajar a horas rarísimas.
Contestado a la pregunta de antes, creo que el concepto vecinal se apaga desde medianoche hasta que sale el sol.
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