jueves, 23 de diciembre de 2010

Tragicomedia sobre la realidad laboral - Cenas de navidad

Doy por cerrado el ciclo de "Historias". Un pequeño parentesis en forma de cena, y para el mes comenzará otra saga laboral :D.

Si trabajas eres susceptible de tener que ir a las cenas de navidad. El día a día en un ambiente laboral suele tenerse que llenar de educación para esconder la animadversión. No te puedes poner a dar de hostias a aquel compañero que te cae mal porque sí, por mucho que se lo merezca. En una cena de navidad no es educación... ¡Ojalá!

Todo comienza con gente pseudo-engalanada. Te encuentras hasta el heavy de turno con el pelo recogido, bien afeitado y con camisa (una y no más). Pero eso es sólo anecdótico, lo mejor viene al sentarse, donde acabas inevitablemente, ya sea a un lado, enfrente o en la mesa de atrás, al lado de alguien que te cae mal, muy mal. ¡Pero ese día le hablas! Todos somos amigos, no hay malos rollos, todos se quieren, hasta niveles insospechados.

A medida que la noche avanza, los niveles de alcohol en sangre también, y ahí empiezan hasta promesas: “este año tú y yo nos vamos a llevar mejor” y cosas por el estilo. Me han llegado a pedir perdón por no hablarme mucho personas por las que luego he tenido que preguntar el nombre.

La cena termina y con ella un brindis por el buen rollo. Fotos del grupo de tías, una si acaso del grupo de tíos... Y rumbo para algún bar.

Con alcohol o sin él, aquí se empieza hasta jurar. Las conversaciones se vuelven más interesantes a la par que un superior tuyo te coge para bailar. Fotos, fotos y más fotos, todas con caras alegres. Intentas formar grupos pero cuando vuelves de la barra ya no sabes donde están.

Las horas pasan y la gente va decayendo y abandonando el lugar. El bar cierra y algunos aguerridos guerreros nos quedamos a desayunar como si de otra salida más fuera. Con quien ya importa más bien poco.

El Lunes todos volvemos a vernos las caras, a negarnos los saludos o soltarlos en voz baja si no queda otra más que hacerlo. Otro año más ha pasado y nada ha cambiado, destilamos la misma falsedad que todos los días. Nadie habla de ello pero todos lo saben, a la cena del año que viene no vamos si seguimos trabajando en el mismo sitio.

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