domingo, 19 de diciembre de 2010

Una historia de Navidad

Colocaba las últimas bolas para el árbol a la vez que no me sentía muy satisfecho con su resultado. Enganché la última que tenía en las manos y me puse a verlo. Me apoyé en la pared encendiéndome un piti para pensar con más claridad. Arriba y abajo, algo faltaba.

-¡Hey! ¡Ven a echar un ojo a esto!-grité al pasillo para que apareciera mi mujer.
-¿¡Qué pasa!?-respondió sin acercarse.
-¡Que estoy colocando el puto árbol y no me gusta como queda!
-¡Ya te dije que tú no sabías de estas cosas!

En la última frase su voz sonó más cercana ya que se estaba acercando.

-A ver... Mira, lo has puesto todo fatal. Las bolas no combinan. Has puesto espumillón de ese que te dije que no compraras.
-Sí claro, pero...
-Falta la estrella en la punta.
-Ahora iba mi...
-¿Y estos ángeles? Mira, tú eres ateo y a mí dios no me hace ni puta gracia.
-Jo vale, no es para tanto...
-Los ángeles son para el belén, ¡ya lo sabes!

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