He tenido unos días muy ajetreados. A ver si ahora que parece que vienen unos más relajados, puedo publicar algo cada día.
Los primeros fines de semana, estrenando mi recién renovada soltería, los dediqué a beber como si no hubiera un mañana. Ya sé me había olvidado lo que era vomitar por una borrachera. También probé a ligar en los bares, pero la táctica de fijar la mirada en alguien no funcionaba.
Pensé que sería más fácil, que cuando me quedara soltero iba a ligar como nunca. Supongo que cuando tenía novia, mi confianza era mucho más grande. Ahora había perdido cualquier atisbo de naturalidad, pensando en todo antes de hacerlo y no servía para nada.
Rozaba la obsesión. Llegué a hacer una lista de chicas a las que les tenía echado el ojo. Tenía clarísimo que acostarme con otra persona era como una carrera, cuanto más rápido mejor. Esto se convirtió en mi preferencia número uno. Por mi mente pasaba la idea de que en cuanto lo consiguiera, todo volvería a empezar, aunque no él qué.
Cuando no estaba solo, varias chicas lo intentaron conmigo, ahora no se acercaba nadie.
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